domingo, 10 de julio de 2011

LAURA

Mezcla de gitana y soñadora. El encuentro fue una catarata de palabras, de gestos, de ilusiones compartidas, de hablar ese mismo idioma, en el que usamos las mismas palabras (no existen palabras diferentes en este lenguaje) pero que nosotras podemos transportar a otra dimensión. Cualquier otro interlocutor o escucha puede pensar en nuestra locura. Y tal vez estaría en lo cierto. Nos transportamos a otra atmósfera, donde los personajes cobran vida, donde las ilusiones gobiernan y nos llevan de la mano hacia una cordura ajena, lejana, incomprensible para el resto de los mortales.
La mesa de café era nuestra isla, y nosotras, como dos náufragos, navegamos en aguas apasionadas, dejándonos llevar por las corrientes de palabras, de sensaciones, de urgencias. Esas mismas palabras que usábamos a diario, estructuradas y concretas, las que volcábamos en nuestros escritos de expedientes, allí eran bálsamos para el alma, conductores de sentimientos y sueños, que nos arrancan de nuestras rutinas y nos elevan a ese sitio donde nos sentimos intocables, libres al fin.
Cuántos sentimientos nos unieron en esa hora y media, durante la cual, a borbotones, respetando el turno, intentábamos contarnos todo, nutrirnos, alentarnos y conocernos. La misma pasión nos hermanaba y nos elevaba por encima de las mesas del café, de los libros, los tan amados libros que nos llevaron hasta allí, y que por la emoción del encuentro ni siquiera miramos, ya habría tiempo para ello. Sensaciones, profundas fueron parte del hallazgo. Era fuerte y extraño a la vez, sentir esa empatía con una extraña, porque era la primera vez que nos veíamos, pese a ello, no éramos extrañas, éramos dos almas casi gemelas, unidas por la pasión de la escritura, separadas por la vida cotidiana, los horarios, las responsabilidades. Físicamente diferentes, de alma par. El mismo cuidado a los libros, la misma devoción por las palabras, distintos estilos y ángeles que nos acompañaron hacia la meta, más… la misma pasión.
Y el después… fue un preludio de algo maravilloso, una sensación extraña en el cuerpo y en el alma, nuevas ganas, nueva energía para seguir atravesando el día, la semana, el mes y la vida.

9-7-11

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