lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta para un amigo

Ansiando el chispazo de la piel te negaste a sentirlo y vagaste por otros cuerpos y otras bocas, castigándote con el sabor amargo del vacío.
Creías que la felicidad no era para vos, cargaste sobre tu vida culpas por omisiones que tal vez, de haber sido acciones, nada hubieran cambiado. Tu ángel debía partir hacia otra misión que no estaba en la tierra. No te condenes a perpetuidad, hay un mundo fuera de tu dolor, un mundo de almas nobles, ese que vos te negás a frecuentar.
Dejame abrir la puerta de tu cárcel, tomame de la mano, robame otro beso y caminemos juntos.
No sé qué deparará la vida para nosotros, más... ¿por qué hundirte en el barro si el sol brilla sobre tu cabeza?
Podría quererte... ¿podrías quererme? Y si no podemos querernos, no importa, al menos dejame ayudarte a sentir, a vivir la vida plena.
Sacate la máscara, mostrale al mundo tu verdadero yo, como hiciste conmigo. Acá afuera se siente bien la vida, a veces duele, es cierto, pero el dolor es parte de vivir, y hay que aprender a llevarlo a cuestas, sin dejar que él nos lleve a nosotros.

Para P.